Era de esperar, la falta de suministros me obliga a hacer un ERTE en el Astillero. Si, al principio del confinamiento, con los stock almacenados, la producción de barcos no se vio mermada, salieron a la mar océana una trirreme y una goleta.
Luego se acabó la cola, el maderamen empezó a escasear, y por último se rompió la última minibroca en servicio.
Se han pedido repuestos, pero gracias a la deslocalización de las empresas, tales repuestos vienen por vía marítima desde el extremo oriente y hasta junio no estarán, lo cual deja el astillero en situación de inactividad; los cascos de las embarcaciones están a medio acabar, falta además montar el arbolado y el velamen.
Así que hoy, primero de mayo, día del trabajador, me veo en la obligación de acogerme a la nueva normativa laboral y presentar un ERTE.