José Mª Torras Coll (Profesor asociado de la UPF)
Un horizonte incierto
Una vez analizado el contrato del jugador con su club, La Liga que lógicamente ha tenido acceso al documento contractual de marras, avala, inequívocamente, la interpretación del FC Barcelona y precisa que el contrato se encuentra actualmente vigente y cuenta con una cláusula de extinción aplicable al supuesto de que Lionel Messi decidiera instar la rescisión unilateral anticipada del mismo, efectuada conforme al artículo 16 del Real Decreto 1006/1985, de 26 de junio, por el que se regula la relación laboral especial de los deportistas profesionales.
En consecuencia, conforme a la normativa vigente no efectuará el trámite de visado previo de baja federativa al jugador si no ha abonado previamente el importe de dicha cláusula inaccesible de 700 millones de euros. Esa posición de la Liga complica sobremanera la contratación de Messi por los clubs pretendientes, ya que resulta disuasorio para los equipos expectantes, pues nadie apostaría por una inversión con ese lastre.
Ahora bien, además de las razones estrictamente deportivas no deben soslayarse aspectos extrafutbolísticos que se han desvelado que podrían explicar las prisas del jugador y pueden también condicionar seriamente el interés por el fichaje de Messi, ya que el día 8 de septiembre puede comprometerse su futuro judicial. En efecto, ese día en el Juzgado de Instrucción Central de la Audiencia Nacional está llamado para declarar un excolaborador que le denunció por fraude en la Fundación Leo Messi. La denuncia lo es por varios delitos, entre ellos, contra la Hacienda Pública y blanqueo de capitales. Recordemos que Messi tiene antecedentes penales por delito fiscal, ya que fue condenado a 21 meses de cárcel por tres delitos fiscales cometidos en los ejercicios 2007, 2008 y 2009.
Al parecer, los indicios en que se sustenta la denuncia son, según fuentes conocedoras del caso, abrumadores: fondos de la ONG desviados a sociedades pantalla, millones de euros en patrocinios no declarados en España ni en Argentina, gastos descontrolados en reformas y asesores, inversiones en proyectos sociales muy inferiores a los ingresos obtenidos, dobles convenios con distintas empresas en los que intervenía la sociedad patrimonial del futbolista.
Una hipotética nueva condena penal resultaría catastrófica.
Club y jugador están férreamente enrocados manteniendo posturas radicalmente dispares y, por ahora, irreconciliables. Messi sigue enquistado en un sepulcral hermetismo y da muestras inequívocas de rebeldía en un enfrentamiento frontal con la institución, en un auténtico desafío protagonizando actos de indisciplina, dando un pésimo ejemplo como capitán y una falta de respeto a los componentes de la plantilla, al entrenador, a los socios y a la institución que le paga y que, de persistir en esa conducta beligerante, puede dar lugar a la incoación de un expediente disciplinario por falta grave o muy grave, según el orden interno, con las sanciones económicas pertinentes. Además, incurre en una manifiesta contradicción en su planteamiento, ya que al cursar el Burofax de desvinculación unilateral sostuvo que la temporada no había terminado y con ello defiende el desplazamiento de la fecha límite del 10 de junio al mes de agosto, y , por el contrario, al enviar el siguiente Burofax, comunicando que no acudirá a las pruebas de PCR ni al entrenamiento afirma que la temporada ya ha comenzado.
En fin, un auténtico dislate. Un asesoramiento errático y sinuoso. Parece que en esta diabólica partida de ajedrez toma clara ventaja el Barça. En ese perfilado escenario el horizonte del astro mundial se presenta incierto y hasta, si me apuran, sombrío.
José María Torras Coll
Sabadell