Hay películas que, como los buenos vinos, ganan con los años y es una lástima que el cine comercial, la gran pantalla, de la que el público en general parece que ya ha desertado , no dedique al menos un día al mes a la reposición de esas grandes películas, casi todas en blanco y negro, que fueron innovadoras en su día y que vistas con los ojos de hoy, algunas de ellas las podemos considerar como de suma actualidad. Traigo aquí a colación dos que me impactaron de niño y que a su manera fueron un anticipo de la pequeñez que va adquiriendo en la actualidad el individuo frente a la adversidad, como es en el caso del hombre menguante, o frente la colectividad como es en el caso de los ladrones de cuerpos.
THE INCREDIBLE SHRINKING MAN
El increíble hombre menguante es un film norteamericano de 1957 que forma parte de un ciclo de películas inquietantes, mitad misterio, mitad ciencia ficción, fruto de la guerra fría.
Ya nadie se acuerda de lo que fue la guerra fría y de que el mundo estuvo dividido por un «Telón de Acero» ; el miedo a la guerra nuclear agudizó el ingenio y la propaganda de Hollybood nos hizo ver de pronto que había un terror desconocido hasta entonces, pero que venía siempre de algún punto, bien fueran extraterrestres o bien fueran del otro lado del mundo, que venía a ser lo mismo.


En el caso del hombre menguante, un hombre medio norteamericano, pasando un plácido día de pesca en el barco de un amigo, de pronto se ve rodeado y cubierto por un banco de niebla radiactiva. Pasado un tiempo empieza a notar cambios en su cuerpo, se está empequeñeciendo, está menguando. Sometido a múltiples pruebas, los médicos llegan a la conclusión de que la niebla radiactiva ha sido la causante del cambio de tamaño. Pasado algún tiempo más, su cuerpo se ve reducido a centímetros. Tras la inquietud de los primeros momentos y tras hacerse la pregunta de ¿quién soy?, el hombre, ya resignado, mira de adaptarse a su nueva realidad, nueva realidad que consiste únicamente en sobrevivir a pesar de todo.
LA INVASION DE LOS LADRONES DE CUERPOS.
La invasión de los ladrones de cuerpos, aunque más bien podría titularse como la invasión de los ladrones de mentes, es un film del año 1956, es considerada por los especialistas como una película de culto, que tuvo un remarque en 2007 protagonizado por una bellísima Nicole Kidman, segunda parte que no está mal, pero que no llega al nivel inquietante de la primera.


Así como en el “Increíble hombre menguante” lo que prima es la inquietud, la zozobra, donde vemos que el espectador se pone en el lugar del protagonista y sufre con el mismo su pequeñez y piensa en lo diferente que se ve el mundo y los peligros que acechan al hombre a medida que empequeñece como hombre, donde un simple ratón o una pequeña araña se convierten en grandiosos e implacables enemigos .
Por el contrario, en la “Invasión de los ladrones de cuerpos” lo que prima es el terror. Del espacio exterior han caído sobre un pueblo norteamericano, una esporas que dan origen a unas vainas parecidas a las de los guisantes pero de tamaño humano. Un médico que estaba ausente del pueblo cuando cayeron las esporas, al regresar a su consulta se encuentra con que uno de sus pacientes le comenta que su cónyuge e hijos no son quienes dicen ser, que en apariencia parecen los mismos, pero que él ve que carecen ahora de sentimientos.
Pasados unos días este paciente, al regresar a la consulta, le dice al médico que no pasa nada, que todo es normal, que todo va bien; pero el médico acaba descubriendo que los habitantes del pequeño pueblo están siendo abducidos y sustituidos mientras duermen, por réplicas exactas de ellos mismos que nacen de esas misteriosas vainas. Y es aquí donde la película muestra su propaganda política: la vainas son malvadas y carecen de sentimientos propios, sólo tienen conciencia colectiva y al médico que intenta oponerse a las mismas, los ya abducidos y sustituidos le intentan convencer de que ser como todos es lo mejor para todos, que se está creando un sistema en que las diferencias entre individuos serán suprimidas.
Esta invasión silenciosa e invisible está muy bien construida y resulta sumamente inquietante, el enemigo está infiltrado entre nosotros, permanece oculto, actuando en la sombra, no lo identificamos a priori y puede ser un amigo o un familiar, alguien de quien no desconfiamos, por ello el mensaje es que hay que estar siempre alerta, que no te puedes quedar dormido, si te duermes estás perdido, es entonces cuando actúan los ladrones de cuerpos.
Ambas películas tienen esa lectura política moderna: en el hombre menguante el hombre no pierde su condición de hombre, pero su expresión de hombre se ve reducida a su mínima expresión, viéndose obligado a una adaptación a la nueva situación para su propia supervivencia y para no perder del todo su humanidad.
En el caso de la invasión de los ladrones de cuerpos, es el hombre frente a la colectividad, el mensaje que transmite es que si eres como todos, si aceptas el nuevo orden, no tendrás problemas, si te empeñas en cuestionar a la nueva colectividad, en cuanto bajes la guardia y te duermas, serás abducido por la colectividad y sustituido por una réplica de lo que eras.
En ambas películas, pensadas para los años de la guerra fría, podemos apreciar como un adelanto a la sociedad de masas digitalizada actual, donde el individuo ve menguada su realidad real, que es sustituida por una realidad digital donde todo es perfecto.