Buenos días amigos, se acaban las segundas navidades pandémicas, ¡ya era hora!. Pandémicas y esperpénticas pues esperpéntico es decretar un toque de queda nocturno, con una muy débil base legal, de 1 a 6 de la madrugada (poca gente se ve a esas horas por las calles) y al mismo tiempo mantener abierto el «contagiódromo» de la Rambla atestado de miles de personas durante todo el día, todos bien juntitos y apelotonaditos buscando inconscientemente la llamada inmunidad de rebaño.
Doctores tiene la Iglesia, suele decirse, y ellos sabrán el por qué de medidas tan drásticas y absurdas al mismo tiempo.
En cuanto a nosotros, volvemos al tajo, e iniciamos el tercer año de esta modesta revista sin otra pretensión que la divulgativa, dando las gracias a todos aquellos de vosotros que os tomáis la molestia de leernos en uno u otro hemisferio.
Antonio Vega