Produce profunda tristeza y estupor presenciar las conmovedoras e impactantes imágenes de la aberrante, penosa, brutal y sangrienta batalla campal protagonizada por irascibles hinchadas radicales en un partido de fútbol disputado en México entre equipos rivales.
Los aficionados se enfrentan en una irracional y visceral violencia con decenas de heridos de gravedad, y, puede que algún que otro fallecido, aun cuando las autoridades guarden mutismo u ofrezcan una información sesgada o dosificada.
Todo comenzó con una áspera bronca entre unos cuantos y terminó, degenerando, en una pelea campal, multitudinaria.
Es lamentable que, a día de hoy, y con todo lo que está ocurriendo, tengamos que ver esa inexplicable invasión del campo por parte de energúmenos que golpean sin piedad al contrincante, dejando a su paso cuerpos pisoteados, pateados, inertes, ensangrentados, poniendo en entredicho su condición humana por su exteriorizada irracionalidad.
Es el horror, en forma de imágenes estremecedoras, de una nación en la que se producen masacres diarias; donde no solo se acosa a las mujeres sino que se las asesina; donde hay cientos de desaparecidos ;donde los periodistas son acribillados a quemarropa ,a balazos ,cada dos por tres.
Actos, todos ellos, que revelan la extrema violencia que anida en ese país, dónde la escala de valores es diferente y donde habitan auténticos cafres que actúan sin contemplaciones ante la insuficiencia, ausencia o pasividad de los operativos de seguridad, provocando una tragedia como la del sábado, sacudiendo las conciencias.
Ante tanta violencia e inseguridad debería cuestionarse seriamente que México sea una de las sedes del Mundial de Fútbol de 2026.
José María Torras Coll
Sabadell
INITINERE 