El verano pasado se cumplieron 100 años de un hecho histórico que desencadenó un efecto dominó y condicionó de manera extraordinaria el devenir del resto del siglo XX español. Tal hecho histórico es conocido como el Desastre de Annual. No podemos comprender tales hechos si primeramente no nos remontamos a los orígenes históricos, que en este caso, como en tantos otros, hunden sus raíces en las divisiones administrativas de las provincias del Imperio Romano.
Aunque las fuentes son abundantes y copiosas, haré a continuación un breve resumen histórico de la vinculación de España en la región norteafricana.
LA MAURETANIA TINGITANA se incorporó al Imperio Romano en el año 40, siendo Calígula Emperador, delimitando como nueva provincia romana la extensión de territorio que se correspondía con el noroeste del actual Marruecos, a lo largo de la costa africana del mar Mediterráneo, abarcando las actuales ciudades de Ceuta y Melilla. Esta nueva provincia limitaba al este con la Mauritania Cesariense (la actual Argelia) y por el oeste con el océano atlántico, fijándose su capital en la actual Tánger.
Las ciudades más importantes de la provincia eran, aparte de la propia capital, Tingis (Tánger), Volubilis, Lixus, así como Rusadir (La actual Melilla) y sus exportaciones principales eran tintes púrpuras, maderas nobles y aceite. La influencia romana estaba confinada sobre todo a la costa, mientras que el interior de la provincia se gobernaba a través de caudillos mauri, término del cual procede la palabra moro.

Fue el emperador Otón, quien en el año 69 d. C. agregó la provincia imperial de la Mauritania Tingitana a la provincia Bética y al convento jurídico de Cádiz (aunque posteriormente tuvo convento jurídico propio) llamándola Hispania Transfretana (la que está más allá del Estrecho o fretum).
Esto fue ratificado por el emperador Vespasiano cuando dividió la Hispania Ulterior en dos provincias: la Lusitania y la Bética, quedando la España transfretana unida a la Bética.
Luego con Adriano (117-138), Hispania se dividió en seis provincias: Tarraconensis, Carthaginensis, Gallaecia, Lusitania, Baetica y Mauritania Tingitana. La Tingitana entonces tuvo su gobernador propio, que residía en Tánger y también recibió jurisdicción al crearse el Convento de Tánger.
Caracalla rebautizó esa provincia como Nova Hispania Ulterior Tingitana.
Con la reforma administrativa del Imperio llevada a cabo por Dioclesiano (284-305) se crearon las llamadas diócesis, una de las cuales fue precisamente Hispania, quedando la Tingitana como parte de la Diócesis Hispaniarum, extendiéndose el cristianismo rápidamente por la región.
Luego los vándalos, que se habían establecido en la Bética en el año 422 liderados por su rey Gunderico, iniciaron incursiones sobre la Mauretania Tingitana. Bonifacio, conde de la diócesis de Africa, en el 429 proporcionó a los vándalos una flota para que pasaran al otro lado del Estrecho, con la intención de sacarlos de la Bética y confinarlos en la Tingitana, pero una vez pasado el Estrecho, los vándalos rechazaron cualquier control y marcharon hacia Cartago, arrasándolo todo a su paso en ambas provincias de Mauritania. Es en este momento, con el hundimiento del poder romano en la zona, que la Tingitania pasó a ser virtualmente independiente, en manos de jefes tribales locales mauri, hasta la llegada del Islam , doscientos años después.
Fray Bartolomé de las Casas, habla de la conquista española y portuguesa de África diciendo:
“Terminada la Reconquista de Portugal, los portugueses no se detuvieron en su propio territorio sino que ayudaron en varias ocasiones a Castilla y, a tal fin, se lanzaron a la conquista de territorios del otro lado del estrecho de Gibraltar, que consideraban también objetivo de re-conquista, ya que habían sido tierras cristianas conquistadas por los árabes … De modo parecido procederán los españoles (castellanos y aragoneses) después … Unos y otros, por lo demás, saltaron al sur del estrecho incluso con la idea de que no sobrepasaban las propias fronteras y la operación era de verdadera re-conquista interna, pues, según los autores del siglo XV, el noroeste del continente (la Mauritania tingitana), formaba parte de la antigua Hispania; era la parte que llamaban «Hispania Ulterior», que llegaba hasta el monte Atlas”.

Los autores africanistas españoles, como Tomás García Figueras, mantienen en su obra el derecho de España sobre un territorio que históricamente estuvo dentro de sus fronteras, la Hispania Transfretana, la España al otro lado del Estrecho, el antiguo Protectorado.