José Mª Torras Coll (Profesor Asociado de la UPF)

Huele a ceniza.

Noches tropicales, descomunales incendios de bosques sobrecargados de masa forestal. Desaparición de cortafuegos naturales por el abandono del cultivo, de la actividad ganadera  extensiva y por elcreciente abandono de los bosques, cuya falta de limpieza y cuidado los ha convertido en un enorme depósito de combustible. 

La situación de la España rural propicia el desarrollo de incendios tan dantescos como los que estamos sufriendo, ya que muchas fincas están abandonadas. En el monte apenas se realizan trabajos de limpieza y el suelo está cubierto de maleza. Suciedad en las zonas forestales por el incivismo de los visitantes.Colilla arrojada por un descerebrado irresponsable. Rayo fatídico en plena tormenta eléctrica veraniega.Pirómanos sin escrúpulos y miserables especuladores o resentidos vengativos. 

España literalmente se abrasa. Arde por varias Comunidades. Olas de calor con temperaturas extremas.

Estamos sometidos al infernal sofoco de la inusual canícula derivada del incesante cambio climático,del progresivo calentamiento global.

Padecemos interminables noches tórridas de insomnio.Contabilizamos trágicas muertes por golpe de calor, exponiendo incomprensiblemente a trabajadores a un riesgo letal con protocolos desfasados, indumentaria inapropiada y horarios inadecuados, o fallecimientos por descompensación de patologías crónicas, algunos internados en Residencias geriátricas que dejan bastante que desear.

Se constata la situación extrema de estrés hídrico. Los embalses se hallan en su capacidad reducida al mínimo y se anuncian severas restricciones en el consumo de agua, un bien esencial cada vez más escaso. Es la triste realidad de un panorama desolador. 

Debe mejorarse la investigación penal del delito de incendio que, usualmente, se asienta en tres elementos relevantes: a) la geolocalización de las terminales de teléfono móvil, b) el estudio científico de la fauna insectil, puesto que  determinadas especies resultan cruciales para averiguar el momento de la combustión, el punto de ignición, el lugar del foco inicial, c) el  estudio de campo, el trabajo de calle, las entrevistas con los lugareños, los vecinos, los agricultores, los guardias forestales, etc.

Y es sumamente de capital importancia invertir en la investigación científica, en el modo de combatir con rapidez y eficacia los incendios. No se explica cómo en este siglo, con los extraordinarios avances científicos y tecnológicos logrados en diversos campos, aún se combaten los incendios con sistemas rudimentarios, a manguerazo de agua, hidroaviones, con palas, etc. Es obvio que tenemos que dedicar mayores esfuerzos a la prevención.

Urge un Plan Nacional eficiente. Una nueva política forestal que implique a propietarios, expertos, agricultores, ganaderos y ecologistas. Es necesario y resulta beneficioso gestionar de forma sostenible los montes mitigando la situación de abandono de los territorios rurales. Es menester concienciarse de esa gravísima situación  con asunción de responsabilidad individual y colectiva y planificar sin demora una gestión integral que evite la catástrofe ,una creciente y devastadora desertización que conllevará dramáticoscostes ecológicos, económicos y sociales, antes de que sea demasiado tarde.

José María Torras Coll

Sabadell

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