Carlos von Klausewitz, (1-6-1780 / 16-11-1831) escritor, filósofo y militar prusiano, veterano de las guerras napoleónicas fue, en su libro «De la guerra», libro que trata sobre tácticas, estrategias y filosofía, el primero que sentó por escrito el principio a él atribuido de que «la guerra es la continuación de la política por otros medios».
En ello Klausewitz se adelantó en más de dos siglos a los coroneles chinos Qiao Liang y Wag Xiangsui, autores del libro «Guerra sin restricciones», si bien los medios técnicos y las distancias de la época diferían mucho de los medios técnicos y las distancias de ahora.

Es decir, que dentro de la acción política se contempla la guerra como un medio más para obtener unos fines cuando el resto de los medios ha fracasado (negociación, diplomacia, sanciones). Entre esos medios anteriores a la guerra estaría la disuasión o amenaza de guerra.
En el Principe, personaje inspirado en Fernando el Católico, Maquiavelo sienta el principio de que «el fin justifica los medios», es decir, si los fines son lícitos, en teoría cualquier medio sería lícito por muy inmoral que nos pareciera; cualquier cosa sería válida por el bien del gobernado, porque es responsabilidad del estadista procurar ese bien y tomar decisiones por duras que sean, por ello la guerra sería el último recurso pero justificado.
Sin embargo una guerra puede ser justa o injusta, es un antiguo dilema planteado en su día por Francisco de Vitoria, de la Escuela de Salamanca, precursora de lo que hoy conocemos como derecho internacional.
La economía es una importante área de la política, pero la política es la que dirige la economía, es el estadista el que fija las normas tanto a particulares como a empresas; el estadista dirige la economía por el bien de la sociedad, muchas (la mayor parte de las guerras) han sido por motivos económicos, pero, ¿es el Estado, la sociedad, la que dirige la economía?, ¿o es la economía, el poder del capital, el del inversor, el que dirige la política en la sombra?.
Si es esto último la guerra no estaría al servicio de la política sino de la economía, de los mercados, de quien tiene realmente el poder, del que manda en la sombra, del que quita y pone gobiernos independientemente de las urnas. Y en ese contexto el fin es aumentar beneficios, la guerra seria justa si crea riqueza, (es la ética anglosajona, la intervención en la India, en China, en Afganistán por la Compañía Inglesa de las Indias Orientales y su ejército privado solapado con el ejército británico)
Y si la guerra es una cuestión empresarial, ¿qué nos impide que política económica y política armada se mezclen. Podemos dominar acaparando mercados, acaparando recursos, ahogando al adversario; es una guerra no declarada, simplemente le asfixiamos impidiendo al adversario cualquier capacidad de reacción, no es nada nuevo, podemos ahogar un país empobreciéndolo, podemos mandar nuestros soldados impecables a restablecer el orden a repúblicas donde los pocos recursos que les quedan solo les permiten comprar balas para matarse entre ellos pero nunca portaaviones para atacarnos a nosotros.
Incluso cuando el país que sea se da cuenta de que le estamos ahogando, cuando quiera acceder a los recursos que le impedimos alcanzar, zas, nos ataca, y entonces nos hacemos los ofendidos y ya tenemos la guerra justa, respondemos a una agresión, cuando somos nosotros quienes no les hemos dejado otra salida; es lo que hicieron con Japón o Alemania antes de la IIªGM, a ambos países no les quedó otro recurso, estaban ahogados económicamente.
Es lo que ha hecho Rusia (tras la caída de la Union Soviética), o está haciendo China, simplemente no han declarado ninguna guerra, han acaparado los mercados, Rusia con el gas y China con la mano de obra barata
Para los teóricos, la política es el arte del buen gobierno, pero entonces, ¿no es política el mal gobierno?
Marvin Harris, el antropólogo norteamericano representante del «materialismo cultural» estudió los sistemas políticos y llegó a la conclusión de que fuera de zarandajas, de buen gobierno nada, la política es la lucha por el poder, una cosa es lo que los políticos dicen (intentar gobernar bien) y otra lo que hacen (luchar para alcanzar el poder y luego para mantenerse en él).
Si la política es la lucha por el poder, la economía es realmente el poder. Todo es medio y es fin, las medidas políticas son parte de la guerra, la economía es parte de la guerra, la propaganda, la psicología, la educación, todo es parte de la guerra.
Para Harris, los Estados son los únicos legitimados para ejercer la violencia (ejército, policía). Pensamos en la violencia física, bombas, cañones, fusiles, pero es que violencia es obligar a alguien a hacer lo que no quiere, o a no hacer lo que quiere; una simple huelga de hambre es violencia porque lo que pretende es que tú cambies, la lucha de Gandhi, de Desmond Tutu, de Mandela, en el fondo no dejaba de ser “lucha”.
Abaratar la producción, hundir los mercados, acaparar recursos, y cuando ya son míos, subir los precios porque ya sólo me puedes comprar a mí, ¿acaso no es esto violencia?
Los coroneles chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui no han inventado nada.
J.M. Padrós, militar reservista y analista de defensa