Dicen que segundas partes no son buenas y en el cine el dicho es acertado. Hollywood ha estrenado en 2021 una nueva versión de la mítica novela DUNE, llevada anteriormente al cine en 1984, novela de Frank Herbert que es considerada como la mejor obra de ciencia ficción de todos los tiempos.


El argumento es de sobras conocido: en los desiertos del planeta Arrakis, guardados por unos enormes gusanos capaces de tragarse naves enteras, se recolecta la “especia” sin la cual no son posibles los viajes interestelares; el universo está dividido en casas nobles y sobre las mismas hay un emperador (aquí vemos ciertas reminiscencias logísticas y estéticas del imperio romano), tal emperador ha decretado que la administración y recolección de la especia en el planeta Arrakis pase de la casa de los Harkonen a la casa de Atreides, siendo Paul Atreides el heredero de la dinastía y principal protagonista, el cual tiene unos extraños sueños sobre el presente, el pasado y el futuro y sobre el cual gira una profecía que le señala como “el elegido”, aquel que dirigirá una guerra interestelar que devolverá un orden justo al universo.
A grandes trazos éste es el argumento.
La versión de 2021 parece que está cosechando grandes éxitos de taquilla, sin embargo aquí en Sabadell, un martes en la sesión de 7 de la tarde a las 10 de la noche, en una sala de más de 500 butacas y con el precio de la entrada rebajado, sólo éramos siete personas contadas.
A diferencia de DUNE-2021, hecha básicamente a base de ordenador y ello se nota sobre todo en la oscuridad de los espacios cerrados, dónde a duras penas pueden distinguirse los rostros de los actores secundarios, DUNE-1984 fue, sin duda, una producción faraónica:
“53 personajes que hablan en la ficción, 20.000 extras, cuatro planetas distintos por crear, casi 70 decorados por construir y derribar, 900 hombres y mujeres que han trabajado como parte del equipo, 200 de esos hombres se pasaron dos meses gateando con sus manos y rodillas sobre tres millas cuadradas de desierto para limpiarlo de serpientes de cascabel, escorpiones y cada centímetro de cactus”
De ahí que se produjeran accidentes de todo tipo como nos recuerda la productora Raffaella de Laurentiis: “durante el primer mes y medio el 15% del equipo estaba en el hospital, animales muertos a lo largo de las localizaciones y escenarios, problemas con las aduanas para transportar recursos de primera necesidad y otros materiales necesarios”.
Quizás DUNE-1984 hubiese culminado como obra maestra definitiva si hubiesen dejado al cineasta hacerla a su manera. Demasiado contenido para tan poco tiempo. El universo que construyó el escritor sobre el papel es complejo, extenso y difícil de procesar en una película comercial de tan solo dos horas, cuando el proyecto inicial duraba alrededor de nueve horas, que fueron reducidas a cinco en el primer montaje y que al final llegó al público condensado todo en dos horas y media, recaudando sólo 31 millones de dólares de un presupuesto de 40.
Hay quien dice, equivocadamente, que dadas las expectativas y el tamaño de la producción, fue un fracaso estrepitoso. No es cierto, si DUNE-2021 está teniendo tanto éxito de taquilla se debe a dos motivos:
Uno: Que el público aún recuerda que DUNE-1984 fue y sigue siendo una gran película, que a mi juicio no es mejorada por DUNE-2021.
Dos: Que DUNE-1984 estaba dirigida para el público occidental, en cambio en DUNE-2021, Hollywood dirige la película, sin decirlo abiertamente, a un público muchísimo más amplio, de ahí los diálogos de los personajes, donde la trama original ha sido reducida.


Frank Herbert, el autor de la novela, en 1980 nos dice lo siguiente: «Concebí una novela larga, toda la trilogía como un libro sobre las convulsiones mesiánicas que periódicamente nos sobrevienen. Demagogos, fanáticos, estafadores, los espectadores inocentes y no tan inocentes, todos iban a tener un papel en el drama. Esto surge de mi teoría de que los superhéroes son desastrosos para la humanidad. Incluso si encontramos un héroe real (lo que sea, o quien sea), los mortales falibles eventualmente se apoderarán de la estructura de poder que siempre surge alrededor de tal líder. La observación personal me ha convencido de que en el área de poder de la política / economía y, en su consecuencia lógica, la guerra, la gente tiende a ceder toda su capacidad de toma de decisiones a cualquier líder que pueda envolverse en el tejido mítico de la sociedad»
El escritor defendía como uno de los grandes temas de su libro La siguiente afirmación: «No cedáis todas vuestras facultades críticas a las personas en el poder, no importa cuán admirables puedan parecer. Debajo de la fachada del héroe encontrarás un ser humano que comete errores humanos. Surgen enormes problemas cuando se cometen errores humanos a gran escala al alcance de un superhéroe«.
Por otra parte, sobre las relaciones entre la fantasía y la realidad, Herbert dijo: «Efectívamente hay análogos en ‘Dune’ de los eventos de hoy: corrupción y soborno en los lugares más altos, fuerzas policiales enteras perdidas ante el crimen organizado, agencias reguladoras asumidas por las personas que se supone que deben regular, la escasez de agua es una analogía exacta de la escasez de petróleo...«. Todo esto, de una manera u otra, debe formar parte de un ‘Dune’ cinematográfico».
Quien haya visto ambas versiones cinematográficas, la de 1984 y la de 2021, y sea mínimamente observador, podrá darse cuenta de que la versión de 1984 se corresponde más bien con el cine fantástico de aventuras propio del Hollywood anglosajón de la época, tanto en la estética como en los diálogos. La expresión “guerra intelestelar para restaurar un orden justo en el universo” junto con la expresión “el elegido”, no tiene más alcance y significación que el que cada uno quiera darle.
Sin embargo, lo primero que podemos notar y llama la atención del espertador avispado en la versión de 2021, es la gran cantidad de construcción de palabras y frases árabes que los protagonistas emplean desde el principio de la película, así como la indumentaria semiárabe de los Fremen, los habitantes del desierto de Arrakis. Por último casi al final de la película se utiliza por dos veces una frase y un palabra que en absoluto puede decirse que carezcan de significado preciso o que sean neutrales a la libre interpretación del público.
Así la expresión “guerra intelestelar para restaurar un orden justo en el universo” de la versión de 1984 es cambiada en la versión de 2021 por la expresión “una guerra Santa movida por una fe religiosa inquebrantable que restaurará un orden justo en el universo”, luego, la dirección de dicha guerra intelestelar en 1984, santa en 2021, en 1984 es encomendada por la profecía a “el elegido”, mientras en la versión de 2021 y por dos veces esa misión es encomendada por la profecía al “Madhi”. Quien no sepa lo que significa la palabra Mahdi, que es un tipo muy delimitado de elegido, que mire el diccionario. Con todo ello la película concluye en que habrá una guerra santa movida por una fe religiosa inquebrantable y dirigida por un Madhi que restaurará un orden justo en el universo.
¿Qué nos ha quedido decir Hollywood con estos cambios entre la versión de 1984 y la de 2021 de la película DUNE?.