Hablamos nuevamente con D. JMP Padrós, psicólogo clínico, militar en la reserva y gran conocedor de la geopolítica internacional, como lo demuestran sus acertadas predicciones de hace algo más de un mes sobre lo que iba a ocurrir tras la evacuación rusa de Jersón. En esta ocasión intentamos averiguar qué es lo que hay detrás de las llamadas «protestas del folio en blanco»
P.- Estamos viendo estos días en las noticias en televisión como en China unos miles de personas han salido a la calle para manifestarse mostrando folios en blanco, en Persia está ocurriendo algo parecido y en menor medida también en Rusia, ¿no le recuerda a usted todo esto a lo ocurrido en las llamadas primaveras árabes de hace unos años?, ¿podemos considerar estos movimientos como algo espontáneo o por el contrario hemos de pensar que alguien mueve los hilos?.


R.- Eso parece, que alguien mueve los hilos, ¿qué pasó en las primaveras árabes? ni una sola democracia surgió de estos alborotos.
En Egipto, Caida de Mubarak… caos, saqueos (incluso en el museo egipcio de El Cairo) y… sustitución por otro general.
En Siria, caos, creación del Estado Islámico (califato), limpiezas étnicas, persecución de minorías religiosas… y al final todo igual. La estabilidad del país y la caída del califato se debe a la intervención rusa. Por cierto que incluso Turquía se metió en el ajo.
En Libia, caída y asesinato alevoso de Gadafi (a lo Mussolini) justo cuando menos peligro representaba y ya hacía años que no protegía grupos terroristas. Caos, el país dividido en dos zonas y dos gobiernos con dos capitales (Trípoli y Bengasi).
En Túnez, caos… y dictadura militar camuflada con elecciones.
En Argelia, caos pequeñito y siguen gobernando los mismos, el mismo partido que logró la independencia de Francia y ampara al Frente Polisario.
En Iraq, en Iraq no hubo primavera árabe, hubo una intervención directa con la excusa de unas armas de destrucción masiva inexistentes y cuando Saddam Hussein ya no representaba ningún peligro. ¿Resultado? Un país fragmentado en etnias, clanes, tribus y religiones; sustituyendo un régimen que, aunque dictatorial, representaba el progreso, por uno basado en partidos religiosos y donde los chiíes son mayoría y están apoyados por Irán.
Todo esto con el riesgo de desestabilizar Jordania, un país amigo, y donde también hubo conatos.
Y por supuesto desestabilizaron el Líbano, un país en el que se mantiene un equilibrio precario.
P.- Entonces, de qué sirvieron las primaveras árabes.
R.- Para ellos de nada. La gran beneficiada fue Turquía, un país de la OTAN, gobernado por islamistas que aprovecharon un presunto golpe de estado para purgar el ejército, la judicatura, la universidad y la prensa. Un país que, aunque de la OTAN se encuentra enfrentado a otro país de la OTAN como es Grecia. Un país que quiere recuperar protagonismo y hacerse adalid del panarabismo a pesar de no ser árabes.
P.- Vistos los antecedentes de las primaveras árabes, cómo cree usted que acabarán los disturbios en China.
R.- ¿Disturbios en China?, Ya los provocaron cuando lo de la plaza de Tian An Men y a China le trajo sin cuidado. China era un país tan poco democrático entonces como ahora… pero ahora además es la primera potencia económica, es donde se produce todo en el mundo y es el país que acapara las materias primas en los mercados internacionales, amén de que el nivel de vida de los chinos ha aumentado exponencialmente desde los disturbios de Tian An Men. A los 1500 millones de chinos les importa muy poco los disturbios que puedan provocar 10 o 15 mil personas, posiblemente incitados y financiados desde el exterior.
P.- Usted, que parte de su carrera militar la pasó en cuerpos especiales, cree que es tan grande como dicen la capacidad del ejército chino.
R.- La capacidad operativa, preparación y medios del ejército chino también han aumentado exponencialmente. Ya no son aquella masa de campesinos pobremente armados que vencieron al general McArthur en Corea, (McArthur llegó a solicitar el empleo del arma nuclear, que es cuando fue relevado del mando). Ahora es una gran masa de soldados bien preparados y bien pertrechados… es la gran diferencia de entonces a ahora.
No quiere decir que ese nivel de preparación y medios del ejército chino sea homogéneo, que lo desconozco (aunque imagino que no), pero son una gran masa… con un inconmensurable número de potenciales reservistas, es decir, pueden asumir sin problemas cientos de miles de bajas.
Este es el «quid» de la cuestión, las bajas, que tanto en China como en el mundo árabe son asumibles, mientras que en Occidente pensamos que todos nuestros soldados han de volver de la guerra indemnes, cosa imposible.
Conocemos las toneladas de material bélico enviado a Ucrania, pero nada sabemos del número de bajas aproximado de su ejército, que sin duda ha de ser muy alto. Tampoco sabemos cómo pagará Ucrania su deuda de guerra, porque, no nos quepa la menor duda, esta guerra dejará a Ucrania hipotecada durante varias generaciones.
JMP Padrós, reservista y psicólogo clínico.