Se ha tardado mucho, pero al final la población ha reaccionado.

Otra cosa no puede deducirse del resultado de las elecciones europeas del pasado 9 de junio, el consenso buenista ha iniciado el camino hacia su desintegración, la gente ya no traga más.

Durante varias generaciones Europa ha creado el llamado “estado del bienestar” pero,  

¿para quién se ha creado dicho estado del bienestar?

¿para los europeos que en un momento dado necesitan la ayuda del Estado?

No, para estos no, estos tienen ya un patrimonio acumulado de varias generaciones, como por ejemplo un piso o una casa, y claro está no pueden competir por los subsidios con otros que acaban de llegar sin nada.

Entonces para quién se ha creado el estado del bienestar.

Para los autóctonos pobres parece que no.

Estos además tienen pocos hijos porque en nuestra civilización son los padres los que sustentan a los hijos y no los hijos los que sustentan a los padres con las ayudas que reciben del Estado.

Cuando estos que viven de los subsidios a sus hijos eran pocos, mal que bien se podía ir conllevando, pero estos subsidiados, con los que los autóctonos han de compartir el patrimonio acumulado, cada vez son más y el Estado cada vez necesita más dinero para atender a tales subsidiados.

¿De de dónde saca el Estado el dinero que falta?

Sale del desmesurado aumento de los impuestos, sobre todo a los pequeños propietarios, a aquellas familias trabajadoras que con mucho esfuerzo han conseguido acceder a la propiedad de una vivienda.

Dicen que las viviendas son caras, quitémoles el exceso impositivo (un IBI desmesurado, la tasa de Basuras, las nuevas y duplicadas tasas de reciclaje de residuos, los elevados gastos de escrituración y las comisiones que el partido gobernante en cada caso exige a las constructoras)  y veremos como la vivienda se vuelve más accesible.

Con el coche familiar pasa lo mismo, la tasa del vado, la de circulación, las continuas ITV y, ahora además si no te lo puedes cambiar cada pocos años, la tasa de emisiones.

Viene establecido en la Constitución que “los impuestos no tendrán carácter confiscatorio«, sin embargo, cómo no van a ser confiscatorios si con los sueldos actuales es muy complicado hacerles frente.

La cosa irá a más en los próximos años si la gente no se planta, porque hemos llegado a la situación de que entre ser medio pobre o ser pobre del todo, sale más a cuenta ser pobre del todo, porque siendo medio pobre te tocará pagar (mejor dicho, el Estado te irá erosionando poco a poco el patrimonio familiar acumulado), en cambio como pobre del todo siempre podrás vivir  a cargo de los subsidios y en todo caso disfrutarás de un gratis total que los medio pobres desconocen.

Cada vez hay más personas que entre ganar 1200 euros trabajado o acumular familiarmente lo mismo o incluso en ocasiones más con los subsidios, optan por esto último.

El que trabaja tiene gastos, el desplazamiento diario, la comida en el polígono, las retenciones para la seguridad social y para hacienda, sin contar con la posibilidad de padecer un accidente laboral.

Los que viven de los subsidios no tienen estos gastos.

Los partidos globalistas lo van a tapar, demonizarán a estos votantes con todo tipo de improperios, el más común será colocarles el sambenito de fascistas, palabra que representa el mal absoluto y que de tanto usarla en vano vale para todo y no vale para nada, porque aquel a quien nunca le hayan llamado fascista es un «res nullius», alguien que sin duda nunca ha hecho nada en la vida.

La realidad es ésta, la población autóctona europea ha dicho que hasta aquí hemos llegado.

Svetlana P. (Socióloga)

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