Opinión

El perro del hortelano

José Mª Torras Coll

El perro del hortelano

De las sucesivas prórrogas del estado de alarma transitamos al gradual desconfinamiento y a la desescalada asimétrica, con las descalabradas fases y la sensación de incurrir en el mismo error inicial de inepcia, al banalizar la amenaza del virus que fue desdeñada con la relajación de actitudes de prevención y cautela, lo que puede reportar enojosas consecuencias con repuntes de contagios y, peor aún, con más fallecimientos.

En ese contexto, a su vez, pasamos del inicial cántico del «Resistiré» coreado miméticamente con aplausos en homenaje a los esforzados y sacrificados sanitarios de las ocho de la tarde, al «Libre», de Nino Bravo, usado como himno por quienes consideran que se han cercenado sus derechos y libertades a golpe de decretazos .

Aflora un creciente clima de malestar, de descontento y hasta de conato de enfrentamiento callejero. Miles de ciudadanos están desesperados, angustiados, porque no han percibido lo prometido con los ERTES, ni les ha llegado la ayuda, la renta mínima vital familiar. Muchos autónomos y pequeñas y medianas empresas muestran su desazón y repulsa por decisiones erráticas del Gobierno de la Nación acerca de las condiciones de apertura y desarrollo de sus negocios. Empresas del sector de automoción anuncian el cierre. Se visualizan colas del hambre cada vez más concurridas que acuden a los bancos de alimentos.

La depresión económica socavará el tejido productivo devastado con el período de encierro. La política subsidial con la denominada paguita provocará un déficit insoportable en el presupuesto y va a coincidir con el abono de paga extra a jubilados y funcionarios públicos. De llevarse a cabo la eliminación íntegra de la reforma laboral puede dispararse el desempleo hasta cotas nunca registradas y con ello extremarse la crispación social, peligroso caldo de cultivo para el populismo.

Los epidemiólogos emplean en su jerga el término » inmunidad de rebaño» y parece que la ciudadanía, obediente y disciplinada en el confinamiento, se ha mantenido estoicamente estabulada con benedictina paciencia. El anuncio del adelantamiento del reinicio del fútbol no va a anestesiar a un pueblo que no merece recibir el trato de ganado cuando el pastor da sobradas muestras de estar desnortado. La crisis vírica y, especialmente, el drama económico y social que acecha no se resolverá con el perro del hortelano.

José María Torras Coll

Sabadell 

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